Vía El Mundo
La homosexualidad entre animales ha sido muy estudiada por biólogos y etólogos y ha resultado desempeñar casi siempre un papel en el éxito reproductivo. Algunas especies intentan aparearse entre machos para "entrenarse" y ser más efectivos a la hora de copular con las hembras.
Otras se hacen pasar por hembras -atrayendo de paso a los machos y manteniendo fallidas relaciones sexuales- para evitar las luchas a muerte por la dominación e infiltrarse con facilidad entre el sexo opuesto.
Ahora, una investigación publicada en Journal of Evolutionary Biology lanza una nueva hipótesis para explicar el comportamiento homosexual de un tipo de escarabajo (Tribolium castaneum): algunos machos recurren a sus compañeros para utilizarlos de mensajeros. El esperma que esparcen sobre su pareja homosexual acaba llegando a las hembras y, eventualmente, las fertiliza.
Según Sara Lewis, de la Universidad de Tufts, en Boston (EEUU), es poco probable que estos animales, capaces de distinguir incluso entre las hembras vírgenes y las que se han apareado, se confundan de sexo a la hora de aparearse.
Varios experimentos en laboratorio mostraron que, por otra parte, los escarabajos macho que mantenían relaciones homosexuales no tenían necesariamente mayor éxito reproductivo.
Descartada esta explicación, los investigadores se percataron de que este comportamiento tenía una ventaja inesperada: permitía que el esperma depositado en otro macho viajase "accidentalmente" hasta una hembra. Es decir, una inseminación indirecta similar a la que necesitan algunas plantas a través de mariposas y abejas.
Sin embargo, esta ventaja también era relativa, pues según el estudio, el éxito de esta fertilización indirecta es muy baja (del 7%).
Estas inconsistencias y otras son las que han llevado a Paul Vasey, biólogo evolucionista de la Universidad de Lethbridge, en Canadá, y citado por 'New Scientist', a considerar que el estudio de Lewis no presenta argumentos suficientes para apoyar la tesis de que la copulación homosexual ofrece beneficios adaptativos.
Más bien, Vasey considera que este comportamiento podría ser un efecto colateral de otros más orientados a la buena preparación sexual de los machos antes de afrontar la copulación con las hembras.
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