Un tercio de las hembras de la tarántula mediterránea se alimentan del macho en lugar de aparearse con él, una práctica que se denomina canibalismo sexual y que provoca importantes beneficios biológicos para las hembras, ya que tienen más descendencia y de mayor calidad que las que sólo comen presas.
Imagen por Alan Franco
Ésta es la principal conclusión de un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en el último número de la revista PLoS ONE.
Los experimentos han demostrado que el canibalismo sexual ocurre de modo frecuente en la naturaleza y que su práctica beneficia a la hembra, que aumenta así su éxito productivo.
Según el CSIC, aquellas que se alimentan de machos tienen más descendencia y de mayor calidad que las que sólo se alimentan de presas.
Los investigadores hallaron además que la práctica es más frecuente cuanto mayor es el número de machos disponibles y por parte de hembras que ya tienen esperma almacenado de un encuentro anterior.
El apareamiento y la fecundación no ocurren a la vez en las arañas, sino que las hembras almacenan el esperma en su interior hasta que los huevos están listos para ser fecundados.
Hasta ahora, las evidencias de canibalismo sexual en animales eran escasas y difíciles de interpretar: "casi todos los datos procedían de experimentos de laboratorio, que no siempre reflejan de manera fiable el comportamiento en libertad", ha explicado Jordi Moya, de la estación experimental de zonas áridas (CSIC, Almería).
Para este estudio, los investigadores han trabajado con animales en libertad, dentro de parcelas controladas de las zonas semidesérticas de Almería, el hábitat natural de esta especie (Lycosa tarantula).
"Se trata de la primera vez que se realizan estos experimentos en condiciones naturales", ha señalado Jordi Moya, quien ha añadido que "es por tanto la primera evidencia fiable de que el canibalismo sexual ocurre con frecuencia en la naturaleza, al menos en una especie, y que beneficia a las hembras".
Los científicos barajan la hipótesis de que la escasa disponibilidad de alimento en las zonas áridas donde habita esta especie es la que propicia este comportamiento.
Se trataría, según el CSIC, de una estrategia de las hembras para paliar el hambre y tener nutrientes y recursos energéticos suficientes para engordar los huevos y asegurar la descendencia.
En la actualidad, se están realizando nuevos estudios para comprobar si las hembras mejor nutridas son menos propensas a atacar a los machos.
En la investigación han participado, además, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Illinois (Chicago, Estados Unidos).
1 comentario:
Qué curioso, noto cierta similitud entre una mujer y una tarántula ;)
Buen descubrimiento.
La foto igualmente corresponde a una linda araña de jardín.
Saludos!
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