jueves, 5 de mayo de 2011

Los koalas tienen huellas digitales como las nuestras

Un descubrimiento importante para la lucha contra el crimen fue el saber que cada ser humano tiene huellas dactilares distintivas. Ahora se ha descubierto que si un koala comete un crimen, será también sencillo descubrir quién fue, ya que tienen huellas digitales casi iguales a las nuestras, incluso bajo microscopio es difícil distinguir cuál es cuál.

image No es que nosotros seamos los únicos animales con huellas digitales, también las tienen nuestros parientes primates los chimpancés y los gorilas, pero son distintas a las nuestras. Las de los koalas son casi idénticas, y lo más importante es que no son nuestros parientes, ni de lejos. Los koalas son marsupiales, mamíferos como nosotros, pero no son placentarios, su ciclo de gestación no ocurre todo dentro de la pansa de la madre. Nuestro último ancestro en común vivió al menos hace unos 70 millones de años.

Los científicos creen que las huellas dactilares de los koalas evolucionaron de forma independiente, y al parecer lo habrían hecho de forma más reciente que en nuestra rama del árbol de la vida, ya que las especies más emparentadas con los koalas (como los canguros) no tienen huellas digitales.

Siempre hubo debate entre los biólogos sobre la funcionalidad de las huellas digitales, y al parecer este descubrimiento podría ayudar a explicarla. La clave está en que compartimos una mano evolucionada para agarrar, para asirnos a algo sin necesidad de hacer mucha fuerza.

Los koalas se alimentan escalando ramas muy delgadas de los eucaliptus, una mano que pueda agarrar bien, les es muy útil a la hora de comer las hojas de los eucaliptus. Así que la mejor explicación sobre el origen de los dermatoglifos, nombre técnicocientífico de las huellas dactilares, podría ser como una adaptación biomecánica para agarrar, ya que producen influencias multidireccionales en la piel. Esas fuerzas deben sentirse de forma precisa para un control fino del movimiento y presión, dicen los autores del estudio, de la Universidad de Adelaide, Australia.

Hormiga gigante de hace 50 millones de años

Las hormigas son un alimento muy preciado en China, y gran panzada podrían darse con la hormiga descubierta en Wyoming, Estados Unidos. Sólo que esta hormiga vivió hace 50 millones de años, pero llegaba a medir 5 centímetros de largo. Miren la foto, para comparación.

hormiga gigante y colibri

Tenía el tamaño de un colibrí actual. El fósil, Titanomyrma lubei , dado a conocer en Proceedings of the Royal Society B. por Bruce Archibald y colegas de la Universidad Simon Fraser, presenta el cuerpo completo, algo bastante difícil de encontrar.

En la actualidad una sola hormiga puede alcanzar semejante tamaño, y es la Dorylus wilverthi, originaria del África ecuatorial. Si bien sólo la reina llega a semejante tamaño. Pero la reina llega a ese tamaño por su inflado abdomen, repleto de huevos, mientras que la Titanomyrma lubei es grande de todos lados.

Fuente: LiveScience

jueves, 24 de marzo de 2011

Extremofilos

“La vida se abre camino”, decía el Profesor Ian Malcolm, en Jurassic Park. Él no hablaba de los extremófilos, pero bien se aplica a ellos esa frase. En los lugares más cálidos del planeta, los más fríos, con radiación extrema, falta total de oxígeno, o sea zonas extremas, allí donde una persona normal jamás pensaría que hay algo vivo, ahí es donde viven los extremófilos.

Son microbios que pueden sobrevivir dentro de rocas, soportar el calor intenso, frío y demás condiciones que imposibilitarían la supervivencia de cualquier otra forma de vida. Este tipo de vida es la que ha llevado a pensar que, después de todo, no es tan descabellado pensar que podría haber vida en otros planetas donde las condiciones son extremas. Ya que si en nuestro mismo mundo bajo esas o peores condiciones hay vida, ¿por qué no allá?

En los años 80s y 90s del siglo pasado se descubrieron las extreófilas, formas de vida microbianas que tenían una flexibilidad increíble para sobrevivir en nichos ácidos. Luego se fueron descubriendo en otros nichos extremos, lo que llevó a teorizar, incluso, que la vida en nuestro planeta podría haber comenzado en esas condiciones extremas.

La mayoría de los extremófilos son microbios, o sea organismos que sólo pueden ser vistos bajo el microscopio. Principalmente se trata de bacterias, que son microorganismos unicelulares que no tienen núcleo celular. Pero también hay otros microorganismos como las arqueobacterias y eucariotas, estos últimos son seres vivos con núcleo celular (nosotros entre ellos).

image

Veamos algunos ejemplos. Ya aquí habíamos hablado sobre los tardígrados u Osos de agua, así que no los mencionaremos, veamos otros. En la imagen de arriba vemos un espejo de agua del parque nacional Yellowstone, en el que la temperatura llega a 96º centígrados. Allí viven bacterias del género Aquifex.

imageEl siguiente ejemplo no sólo puede vivir en temperaturas altísimas, sino que es un microbio que puede sobrevivir con tan poca energía que hasta ahora se creía que era imposible. Se trata del Thermococcus, que vive en el fondo del mar, cerca de respiraderos termales.

Yendo para el otro extremo, para el frío, nos encontramos con los llamados psicrófilos, descubiertos viviendo bajo el hielo del Ártico, o entre capas de hielo en Siberia.

imageOtro ejemplo distinto es el de la bacteria Deinococcus radiodurans que puede tolerar radiación intensa. Uno de los animales que más puede soportar la radiación es la cucaracha. La radiación se mide en gray, una cucaracha se muere con 1000 gray. Las bacterias extremófilas que comentábamos sobreviven hasta a 15 mil gray. Pero también puede soportar condiciones con casi nada de agua, vacío, ácido y frío intenso. Es una de las más extremas de las extremófilas.

Y para finalizar, uno de los extremófilos más extremos: los endolitos, organismos imagecapaces de vivir dentro de las rocas u otros sitios que se creían impenetrables para la vida. Viven entre los poros microscópicos de los minerales. Han llegado a ser descubiertos a tres kilómetros bajo la superficie de la tierra. Se alimentan del hierro, potasio y sulfuro que los rodea.

jueves, 17 de marzo de 2011

Un elefante sabe cuando otro necesita ayuda

A veces, cuando se nos queda el coche, estamos empujándolo y así de la nada, sin mediar palabra, se suman uno o dos buenos samaritanos a ayudar con el trabajo. Es una cualidad de los humanos el comprender cuando otra persona necesita ayuda para resolver un problema. Es una habilidad cognitiva social que indica el alto grado de sociabilidad de los humanos.

Es muy raro encontrar este tipo de habilidad en otras especies animales, pero un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Science, demuestra que los elefantes también pueden ver cuando una meta sólo es alcanzable con otro elefante, y su trompa.

Es del saber popular que los elefantes son de los animales más sapienciales, y sin duda son muy parecidos a nosotros en materia de sociabilidad. Pero hay pocas evidencias directas o pruebas científicas, en parte puede deberse a que es complicado realizar pruebas de comportamiento con el animal terrestre más grande.

En la naturaleza se ha observado a los elefantes colaborando unos con otros para cumplir con alguna tarea. Pero no se han hecho experimentos. Sólo se tienen evidencias de experimentos con primates, especialmente con chimpancés.

Así fue que los autores del estudio se lanzaron a probar las habilidades cooperativas de los elefantes. Utilizaron una tabla que se podía deslizar únicamente si se tiraba simultáneamente desde las dos puntas, o sea que se necesitaban dos elefantes sí o sí para moverla. Para ello colocaron una soga que pasa por la tabla, y que sale de ambas puntas. Pero si se tira de un solo lado a la vez, la soga se sale, y no se puede mover la tabla. Sólo se puede lograr la meta entre dos individuos tirando uno de cada lado.

Doce elefantes asiáticos fueron probados con este experimento. Y a través de pruebas y errores, los elefantes aprendieron que debían esperar a que otro elefante tirase del otro lado de la cuerda. Hubo casos en que un elefante esperó casi un minuto a que otro llegase a ayudarlo.

Aparte de los primates, nosotros entre ellos, el elefante es el primer animal que prueba tener esta habilidad cooperativa.

martes, 1 de marzo de 2011

Calamar gigante

Los calamares gigantes son un clásico en las noticias. Ya desde chico me sentí atraído por ellos al conocerlos como un terrible monstruo que podía atacar al Nautilus, el submarino del capitán Nemo en 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne.

calamar gigante capturado

Pero hay mucho mito sobre los calamares gigantes, hagamos un repaso sobre estos interesantes moluscos desproporcionados.

calamar gigante, 20 mil leguas de viajes submarino Su nombre científico es Architeuthis, género que incluye ocho especies diferentes. Puede llegar a medir unos 13 metros de largo en las hembras, y 10 metros los machos, si bien hay reportes que dicen haber visto especímenes de 20 metros de largo o más, pero no han sido debidamente documentados.

Hasta el año 2004 no se había logrado capturar imágenes de un ejemplar vivo, ya que sólo se lo conocía por los que aparecían muertos en las playas, en el estómago de ballenas, o en las redes Foto calamar gigante vivo 2004de los pescadores. Siempre eran ejemplares muertos, y en mal estado. Investigadores japoneses lograron fotografiar uno vivo en 2004 y el mismo grupo consiguió un video de un calamar gigante en 2006. (video al final)

Son tan esquivos al ojo humano porque son animales que viven en las profundidades, al menos de 300 a 1000 metros bajo en mar. Para adaptarse a la oscuridad reinante allí abajo es que tienen ojos del tamaño de un pie humano, que pueden llegar a los 25 centímetros, los más grandes del reino animal. El tamaño es para poder detectar la mayor cantidad de luz posible.

Pico del Calamar gigantearo dental de tentáculo de calamar gigante

Los calamares gigantes tienen ocho brazos y dos tentáculos un poco más largos que los brazos. Todos ellos tienen centenares de ventosas ubicadas en dos filas. Cada una puede succionar con fuerza, y tienen un aro dental (foto arriba), pequeños dientes aserrados que les permiten mantener aferrada a su presa.

Un dato interesante, es que para mantener la flotabilidad, o sea quedar en cierta profundidad como una boya, no usan la vejiga natatoria como los peces, sino que se valen del cloruro de amonio presente en su tejido muscular. El cloruro de amonio es menos denso que el agua, así que al crearlo logran mantener la posición que quieren en la columna de agua.

Videos de Calamares Gigantes

martes, 11 de enero de 2011

Branquias y dedos son creadas con un mismo proceso genético

Vía SINC

Investigadores estadounidenses y británicos confirman nuevas similitudes evolutivas entre peces y mamíferos. La investigación, que ahora publica online Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), partió de una expedición submarina en Australia y Nueva Zelanda para buscar embriones poco comunes de un inusual pariente de los tiburones, el pez elefante (Gnathonemus petersi).

Investigadores de la Universidad de Chicago (EE UU) y de Cambridge (Reino Unido), demuestran que el pez elefante (Gnathonemus petersi), pariente de los tiburones, emplea el mismo proceso genético para formar los opérculos óseos de las branquias que los lagartos y los mamíferos para formar sus dedos.

Cuando este gen se expresa durante el desarrollo embrionario produce enormes diferencias anatómicas entre el pez elefante y sus parientes próximos de la familia de los escualiformes.

“La investigación destaca cómo la evolución es extremadamente eficiente y se aprovecha de los mecanismos preexistentes, más que inventar otros nuevos”, explica Andrew Gillis, autor principal e investigador en la Universidad de Cambridge. “Con solo pequeñas variaciones del momento cuando o donde se expresa un gen en un embrión, se pueden obtener resultados anatómicos muy distintos en los adultos”.

El estudio, que se publica ahora online en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), confirma que ciertos animales, separados por millones de años de evolución, comparten programas genéticos similares para la formación de sus organismos.

“Es como tener un mismo clavo, que puede utilizarse para tipos de muebles muy diferentes”, afirma Neil Shubin, coautor del estudio y profesor de Biología y Anatomía de los Organismos de la Universidad de Chicago.

“Este pez esotérico, con su sistema anatómico tan particular, muestra aspectos fundamentales sobre el árbol evolutivo: que hay un proceso común compartido por tipos muy distintos de organismos”, añade Shubin.

En busca de similitudes genéticas

Los biólogos evolutivos buscan desde hace tiempo los mecanismos genéticos que hay detrás de las diferencias anatómicas, y por ello estudian los embriones de holocéfalos (peces de esqueleto cartilaginoso y apéndices llamados radios branquiales que crecen hacia fuera) y tiburones. Para comprobarlo, los investigadores tuvieron que viajar al fondo del océano donde los holocéfalos ponen sus huevos.

“Desgraciadamente, al pez elefante le gusta poner sus huevos en bahías fangosas, de aguas frías e infestadas de tiburones, por lo que pasamos meses buscando en lugares de este tipo al sudeste de Australia y Nueva Zelanda.”, señala el investigador británico.

Gillis utilizó las informaciones de pescadores locales y de biólogos de las pesquerías para encontrar áreas de cría del pez elefante potencialmente accesibles en Australia y Nueva Zelanda. Mediante exploraciones submarinas en esas regiones, Gillis y sus colegas pudieron recolectar preciosas muestras de embriones de pez elefante para llevar a los laboratorios de Chicago y Cambridge y hacer más análisis experimentales.

Los datos obtenidos demuestran cómo un pequeño cambio en el momento de la expresión del gen puede producir resultados anatómicos muy diferentes en especies próximas. La dinámica específica del pez elefante, que inicialmente dispone del potencial para tener cinco juegos de radios branquiales, antes de reducir su número a uno, es homóloga a la programación genética de otras especies enormemente diferentes, como los lagartos, que han reducido el número de dedos de sus extremidades.

“Básicamente se demuestra que la historia de las extremidades forma parte de un relato mucho más general: la historia de los apéndices o extremidades corporales”, apunta Shubin. “Hay un conjunto de herramientas común para todos los apéndices o extremidades corporales que conocemos; todos ellos son versiones que parten de un tronco común desde la perspectiva del desarrollo”, concluye el científico.

Fuente: SINC