Cuando se relaciona la moral con la naturaleza, siempre terminan saliendo al cruce de la discusión los icneumónidos. Un grupo de avispas que bien podrían haber sido el origen de la idea para la película Alien. Lo que resultó tan terrorífico en aquel clásico del cine de terror, existe en la naturaleza, y si se lo ve con una visión moral, o sea desde nuestra moral, son los animales más sádicos de la naturaleza.
¿Por qué? Porque los icneumónidos son un grupo de avispas que parasitan a otros insectos. Insertan a sus crías en el interior de otras criaturas, para que se coman a esos seres desde el interior, lentamente, bocado a bocado, mientras van creciendo.
Hay más de 60 mil especies de icneumónidos. Como la mayor parte de las avispas, pasan su vida adulta en estado libre, pero su vida larvaria la pasan como parásitos que se alimentan del cuerpo de otros animales, mientras están vivos, por supuesto. Por lo general los animales elegidos son otros artrópodos, especialmente de las larvas y pupas de escarabajos (Coleoptera), avispas, abejas y hormigas (Hymenoptera) y de mariposas y polillas (Lepidoptera). Y también diversas especies de arañas.
Pero lo que la moral ve como algo aberrante, en biología es visto como un grupo muy importante como control biológico de pestes.
Lo que hacen las avispas icneumónidas es simple: Las hembras buscan un patrón apropiado y depositan en su interior la camada de huevos, con lo cual lo convierten en una fábrica de alimentos para sus descendientes. Hay dos tipos de parasitismo, uno es el ectoparasitismo cuando el “invitado” vive en el exterior del hospedador, y endoparasitismo cuando el parásito vive dentro de él.
Por lo general el hospedador no se ve afectado hasta que los huevos eclosionan y las larvas de icneumónido comienzan su tarea de devorar desde el interior. Pero como en el ectoparasitismo se deposita los huevos en el exterior, a veces las avispas inmovilizan a su hospedador con una toxina que los paraliza.
Por ejemplo la avispa Planiceps hirsutus parasita a una araña tapadera de California. Busca un pozo de araña en las dunas, y modifica la entrada moviendo la arena para hacer salir a la araña. Cuando sale, la avispa ataca y la paraliza. La arrastra nuevamente al pozo, deposita un huevo sobre la araña y luego vuelve a tapar el pozo.
El tema es que desde nuestro punto de vista moral, nos parece una aberración el método que tienen las larvas luego para comerse a su hospedador, pero no deja de ser una estrategia excelente. ¿Cómo se lo devoran?
Un hospedador muerto, ya sea una oruga o una araña, no les sirve como alimento, así que deben mantenerlo con vida lo máximo posible a pesar de que se lo están comiendo. Por esa razón se lo comen con un método que se puede comparar con la pena que se imponía a los traidores en Inglaterra: lo primero que comen son los cuerpos grasos y los órganos digestivos, manteniendo vivo al hospedador y conservando el corazón intacto, así como el sistema nervioso central. Finalmente cuando ya están crecidas, las larvas de icneumónido matan a su víctima y dejan una cáscara vacía detrás.
No se puede decir que los icneumónidos no tienen una implacable eficiencia en comerse a su víctima. A veces hasta usan la cáscara vacía que quedó de la víctima para construir el capullo donde crecerá la larva luego.
Si no son impresionables, vean los dos videos que siguen.
Fuente: Dientes de gallina y dedos de caballo. Stephen Jay Gould.
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