En biología se llama fósil viviente a un animal que casi no ha evolucionado en millones de años. Aquí vimos el caso de la iguana rosada, el tuatara y el Okapi. Pero hoy vamos a hablar del tapir, un mamífero que suele vivir en zonas selváticas y también en la montaña. Casi se mantienen como sus primitivos ancestros de hace 55 millones de años.
Los tapires, nombre científico Tapirus, son animales de cuerpo compacto con cabeza y cuello muy robustos. Tienen patas con cuatro dedos en las delanteras y tres en las traseras.
Lo más característico de los tapires es su largo hocico. Parece como si fuese una pequeña trompa de elefante, que como este la usan para arrancar hojas y raíces. También para recolectar plantas acuáticas en los pantanos donde suele vivir. Incluso la usan para beber de la misma forma que hacen los elefantes, aspirando el agua por allí y luego soltándola en la boca.
Lo extraño es su distribución. De las cuatro especies que sobreviven de tapir, tres lo hacen en América, y la restante en el Sudeste asiático. Está el tapir de Baird (Tapirus bairdii), que vive en América Central. El tapir andino (Tapirus pinchaque), que vive en la montaña, en varios países andinos como Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela. Luego uno de los más conocidos que es el tapir amazónico o brasileño (Tapirus terrestris), que vive en el Amazonas. Estos tres son todos muy parecidos entre sí, pero el que se diferencia casi por completo, es el tapir asiático o malayo (Tapirus indicus), que vive al otro lado del mundo, en algunas pocas zonas de Malasia, Sumatra y el sur de Indochina.
Si uno se encontrase con la especie asiática en estado fósil únicamente, seguramente asumiría que su pelaje era amarronado o grisáseo como el de sus parientes, pero no, el tapir malayo tiene colores como los del oso panda, negro y blanco. Pueden llegar a tener un metro de altura por dos y medio de largo. No se pierdan el video.
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