Empatía. Es una linda palabra. La empatía es la capacidad que tenemos los seres humanos de saber lo que otros están pensando, el poder comprender lo que pasa por la mente ajena, los sentimientos que la atraviesan, e incluso poder compartirlos. Algunos la tienen más desarrollada que otros, y también varía de acuerdo a si el vínculo social que nos une con el otro es duradero, apenas lo conocemos, o es un total desconocido. Se ha detectado algo de empatía en roedores y en otros primates, pero es la primera vez que se documenta de forma fehaciente en chimpancés que también tienen la habilidad de comprender lo que otros están pensando.
Esto se relaciona con la llamada teoría de la mente, que es la capacidad de considerar los deseos, necesidades e intenciones de los otros, que se consideraba único de los humanos, una razón por la cual se da la cooperación altruista entre nosotros, una forma de desarrollar sociedades. Los chimpancés son nuestros parientes más cercanos, y al parecer también tienen la capacidad de comprender a sus pares. Esto podría ayudar a descubrir cómo ha evolucionado en los humanos, ya que compartimos un ancestro común con los chimpancés que debe haber vivido hace unos seis a siete millones de años atrás.
Mediante unos experimentos, científicos de la Universidad de Kyoto, Japón, han podido descubrir que los chimpancés podían comprender la necesidad de sus compañeros. Y lo interesante es que ayudaban a sus compañeros cuando lo necesitaban, sin que pudiesen recibir ellos algo a cambio por su acción. Es decir, lo hacían de forma altruista. Según los científicos japoneses, este estudio indica que los chimpancés comprenden a sus cogeneres, o al menos sus metas, lo que necesitan. Si bien es bastante diferente de la especie de lectura mental que tenemos los humanos, se acerca bastante. Hay que destacar, también, que si bien los chimpancés siempre tendían a ayudar a sus compañeros, el que recibía la ayuda no compartía su premio con quien lo había ayudado, sin que esto generase conflicto alguno.
Los chimpancés son de los pocos animales que tienen una sociedad tan elaborada como la nuestra, que depende de las alianzas más que del control físico, como podría suceder en animales sociales que forman manadas. Nuestra empatía se potencia con la gran cantidad de expresiones que puede generar nuestro rostro y la inmensa ayuda que recibimos del lenguaje.
Vía Livescience
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