Cualquiera que tenga un perro, sabe que en cuanto tiene la oportunidad rondará por la cocina en busca de sobras, y si le dejamos el tacho de basura al alcance, no habrá buena enseñanza que valga, la tentación será más. Este comportamiento que para nosotros puede resultar molesto, podría tener mucho más trasfondo del que pensamos, según un nuevo estudio publicado en Nature.
En una reciente comparación genética entre los perros y los lobos, se descubrió que los perros tienen más genes involucrados en el metabolismo del almidón. Lo que apoyaría la hipótesis de que los perros emergieron de lobos que tenían la habilidad de carroñear y digerir los desperdicios alimenticios que los humanos dejaban.
Según análisis de fósiles los perros comenzaron a ser perros, es decir lobos domesticados, hace al menos unos 30 mil años. Una teoría sobre su domesticación sugiere que habrían surgido a partir de lobos que se unían a cazad con los cazadores recolectores de hace decenas de miles de años. Pero otra hipótesis, sugiere que la domesticación habría comenzado cuando algunos lobos comían nuestras sobras, y eventualmente se habrían quedado a vivir permanentemente con los humanos.
Pero esta última estaría más asociada a tiempos más recientes, hace unos 10 mil años, cuando los humanos comenzaron a domesticar plantas y a tener cultivos y por lo tanto a volverse sedentarios. Así, los humanos producían desperdicios, y los lobos tuvieron una nueva fuente de alimentos, esos desperdicios cercanos a los asentamientos humanos. Así lo cree Erik Axelsson, de la Universidad de Uppsala, Suecia, autor principal del estudio.
Según Axelsson, el descubrir que los perros, lobos domesticados, pueden metabolizar mejor los almidones, probaría que se adaptaron a poder digerir mejor los alimentos vegetales que los humanos tiraban entre sus sobras. Así, “el perro habría evolucionado en la pila de desperdicios”, dijo Axelsson.
Axelsson y colegas, examinaron el ADN de 50 perros modernos de las razas más diversas, desde un cocker hasta un ovejero alemán. Y lo compararon con la información genética de 12 lobos de diversas partes del mundo. La gran diferencia fue en unos cien genes, relacionados tanto con el desarrollo cerebral como con el metabolismo del almidón. Algo beneficioso para poder alimentarse de vegetales que los humanos cultivaban, como el trigo, y sus derivados, como el pan.
Fuente: BBC
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