“La vida se abre camino”, decía el Profesor Ian Malcolm, en Jurassic Park. Él no hablaba de los extremófilos, pero bien se aplica a ellos esa frase. En los lugares más cálidos del planeta, los más fríos, con radiación extrema, falta total de oxígeno, o sea zonas extremas, allí donde una persona normal jamás pensaría que hay algo vivo, ahí es donde viven los extremófilos.
Son microbios que pueden sobrevivir dentro de rocas, soportar el calor intenso, frío y demás condiciones que imposibilitarían la supervivencia de cualquier otra forma de vida. Este tipo de vida es la que ha llevado a pensar que, después de todo, no es tan descabellado pensar que podría haber vida en otros planetas donde las condiciones son extremas. Ya que si en nuestro mismo mundo bajo esas o peores condiciones hay vida, ¿por qué no allá?
En los años 80s y 90s del siglo pasado se descubrieron las extreófilas, formas de vida microbianas que tenían una flexibilidad increíble para sobrevivir en nichos ácidos. Luego se fueron descubriendo en otros nichos extremos, lo que llevó a teorizar, incluso, que la vida en nuestro planeta podría haber comenzado en esas condiciones extremas.
La mayoría de los extremófilos son microbios, o sea organismos que sólo pueden ser vistos bajo el microscopio. Principalmente se trata de bacterias, que son microorganismos unicelulares que no tienen núcleo celular. Pero también hay otros microorganismos como las arqueobacterias y eucariotas, estos últimos son seres vivos con núcleo celular (nosotros entre ellos).
Veamos algunos ejemplos. Ya aquí habíamos hablado sobre los tardígrados u Osos de agua, así que no los mencionaremos, veamos otros. En la imagen de arriba vemos un espejo de agua del parque nacional Yellowstone, en el que la temperatura llega a 96º centígrados. Allí viven bacterias del género Aquifex.
El siguiente ejemplo no sólo puede vivir en temperaturas altísimas, sino que es un microbio que puede sobrevivir con tan poca energía que hasta ahora se creía que era imposible. Se trata del Thermococcus, que vive en el fondo del mar, cerca de respiraderos termales.
Yendo para el otro extremo, para el frío, nos encontramos con los llamados psicrófilos, descubiertos viviendo bajo el hielo del Ártico, o entre capas de hielo en Siberia.
Otro ejemplo distinto es el de la bacteria Deinococcus radiodurans que puede tolerar radiación intensa. Uno de los animales que más puede soportar la radiación es la cucaracha. La radiación se mide en gray, una cucaracha se muere con 1000 gray. Las bacterias extremófilas que comentábamos sobreviven hasta a 15 mil gray. Pero también puede soportar condiciones con casi nada de agua, vacío, ácido y frío intenso. Es una de las más extremas de las extremófilas.
Y para finalizar, uno de los extremófilos más extremos: los endolitos, organismos capaces de vivir dentro de las rocas u otros sitios que se creían impenetrables para la vida. Viven entre los poros microscópicos de los minerales. Han llegado a ser descubiertos a tres kilómetros bajo la superficie de la tierra. Se alimentan del hierro, potasio y sulfuro que los rodea.